viernes, 23 de mayo de 2008

Agentes por un día (Historia inventada)

En las afueras de Manhattan, en una callejuela vivía un padre viudo con sus tres hijos trillizos.El padre trabajaba en una agencia de agentes secretos, y los 3 hijos querían ser como él de grande.
-¡Yo de grande quiero ser como papa, agente secreto!- dijo Juan todo emocionado-
-¡Y yo también! Cuando papá nos explica esas historias del trabajo me emocionan tanto... que me encantaría vivirlas en directo.- dijo Jorge-
-¡Pero que bobos que sois! Es muy difícil trabajar como papá-
-Yo también quiero ser como papá, que os pensáis, pero yo soy realista, es muy dificil. -dijo Jack muy altivo.
A la noche siguiente llamaron al padre para realizar una misión muy importante.
-¿Qué haces? ¿Te vas a una misión?- dijo Juan
-Sí, y es muy importante, han sacuestrado a muchos políticos y ofrecen una recompensa de 500.000 euros, me infiltraré con los secuestradores haciendo ver que soy uno de ellos.
-¡Yo quiero ir contigo!¡ por favor!- dijo Juan arrodillándose ante él.
-Ya te he dicho muchas veces que tu aún eres pequeño.Y de repente se escuchó un ruido que venía de la habitación de los niños, y salió Jorge todo adormecido por el cansancio y dijo:
-¿Qué hacéis aquí?
-Papá tiene que hacer una misión muy importante.
-Sí, y tengo mucha prisa, el avión sale dentro de una hora. Pero sobretodo portaos bien,y sobretodo no me llaméis que me podrías fastidiar toda la misión.
Ramón cogió el avión y llegó a Amsterdam; rápidamente buscó un taxi para llegar a esa pequeña residencia de 25 metros y llamó a la puerta.
Un hombre todo de negro con una corvata oscura como la noche y unos pantalones estrechos y arrugados con claras marcas de movimiento, y hasta un poco de rojo en el rango superior.
-Caramichelo enviado- dijo Ramón.
-Caramicholo recibido
-Después de decirse las palabras secretas, el secuestrador dejó entrar al supuesto "Robert".
La casa era pequeña, descuidada como si nadie la hubiera utilizado desde hace 20 años. En la habitación más pequeña de la vivienda se encontraban las personas secuestradas, los ocho políticos.
-¡Veo que has conseguido capturarlos!
-¡Sí, pan comido!
Mientras tanto los 3 hijos, que estaban ya un poco preoucupados por su papá, dicidieron llamar a la FBI para ayudarlo.
Los del FBI les dijeron que llamasen a su padre para que ellos puedan localizar la llamada y saber dónde estaban los secuestradores.Los secuestradores y "Robert" estuvieron charlando un rato, pero un "ring ring" paró la charla por un momento.
-Un momento por favor- dijo Ramón todo asustadoRamón se dirigió hacia una sala, en la cual guardaban todas las armas, y cogió el teléfono.
-¿Siiiiiii?
-Hola papá somos Juan, Jorge y Jack tus hijos.
-¡Os dije que no me llamaseis!
-Ya pero... ¡Ya lo verás, adios!
-¡Pero, pero, esperaaaaa!
Piiiip piiiip piiiip.
-Bien hecho chicos, hemos localizado la llamada- dijo un agente.
-¡Vamos todos hacia Manhattan!- dijo otro agente del FBI.
Se dirijieron hacia el avión privado del FBI para ir a Manhattan.
Mientras tanto, en la pequeña vivienda, los secuestradores y "Robert" negociaban el rescate.Pero, de repente, se escuchó un pom- pom en la puerta, un secuestrador fue hacia la puerta y por a través de la mirilla observó un niño de unos 12 años. El secuestrador, al ver que era un niño inofensivo abrió la puerta, y lo dejó entrar.
-¡Detenido por el FBI!- dijo el niño.
Y por detrás aparecían unos 20 agentes del FBI.
-Detenidos por el FBI- dijo el jefe de ellos.
Los secuestradores tuvieron que rendirse delante de esos agentes, y fueron directamente hacia la cárcel y sin los 500.000 euros.
Ramón y los agentes felicitaron a los 3 niños por su valentía, y los niños explicaron a Ramón toda la historia.
Y así es como tres hijos trillizos pudieron ser agentes gracias a su gran intervención.

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